Academia de las Hormigas

“El perezoso mete la mano en el plato,
pero es incapaz de llevarse el bocado a la boca.”
Proverbios 19:24


¡Qué humor tan grande tiene el autor de los Proverbios! Imagina al perezoso no pudiendo comer por su propia pereza. Yo imagino a alguien mirando su plato de comida. Deseando comer. Hambriento. Hasta “se le caen las babas” por el deseo de saborear los alimentos que están frente a él, pero ni fuerzas tiene para llevarse un bocado a la boca. El perezoso da vueltas en la cama como trompo que no puede parar, pero no se levanta de ella. No va a ninguna parte.

Quizás estás pensando que este no es tu problema. Que en realidad tienes demasiadas cosas en tu agenda y que deberías poner más excusas o hacerte un poco lento para no correr tanto. Dice Bill Hybels que muchas personas padecemos de “pereza selectiva”. Es decir, que hay cosas que no podemos hacer, que nos da pereza. Son como compartimientos de ocio imperceptibles.

¿Quiénes padecen de “pereza selectiva”?

Según parece los principales adeptos a esta patología son: Los Estudiantes que son campeones en el deporte pero su nivel académico deja mucho que desear. El padre exitoso en los negocios, su trabajo y hasta en el club, pero que fracasa asistiendo emocionalmente a su esposa e hijos. La madre que laboriosamente atiende a su familia, cocina, lava, plancha y atiende el jardín de flores, pero se olvida de su relación con Dios.

Los hombres y las mujeres que llevan una excelente vida social. Son los favoritos de sus amigos. Pero no se ocupan de su vida interior. Nunca analizan sus emociones o sus conductas psicológicas que influyen en sus planes y metas alcanzando a medias sus objetivos en la vida. Los que malgastan su dinero asegurando que mañana se ajustarán a un presupuesto, no se excederán con los gastos en sus tarjetas de crédito, pero… mañana nunca llega para ellos. Los que llegan tarde a sus citas demorados eternamente por el tráfico, pero que nunca tomarán recaudos para llegar a tiempo. Mucho menos, el día en que se tratará el proyecto más importante de la compañía.

El problema con la pereza selectiva es que cuando el resto de la vida funciona bien, creemos que tenemos permiso para ceder en otras cosas. Pensamos, ‘bueno estoy haciendo nueve de cada diez cosas bien’. Hacer nueve de cada diez cosas bien no es suficiente si fallas con tus hijos.

En el Antiguo Testamento se encuentra la historia de un líder ejemplar que al finalizar sus días hizo nueve de cada diez cosas bien. Era un ejemplo de integridad. Se trata de Elías y su pereza selectiva era la disciplina de sus hijos. Los muchachos eran dos forajidos, aunque su padre se esforzada en la crianza basada en la piedad e integridad, educarlos resultó un desafío mucho mayor y se rindió. Los muchachos se convirtieron en hombres y con sus conductas arruinaron la imagen de su padre y todo su desarrollo como líder.

Alcanza la sabiduría de las hormigas

Parece ridículo pensar que podemos imitar a las hormigas en algo. Somos seres superiores. Tenemos raciocinio y somos la mayor creación de Dios. Sin embargo Proverbios 6:6 dice: ¡Anda, perezoso, fíjate en la hormiga! ¡Fíjate en lo que hace, y adquiere sabiduría!. Otra vez el ingenio cómico de Dios a través del autor de los Proverbios… ¿te inscribirías en la academia de las hormigas? Ese insignificante insecto que pisamos en el jardín conoce más de nuestras vidas que nosotros mismos.

Las hormigas saben que si tienen que depender de motivaciones externas para cumplir sus tareas están perdidas. ¡Jamás las tendrán! Si dependemos de nuestros superiores, de nuestros cónyuges o de nuestros hijos para mantenernos en movimiento ¿qué haríamos cuando ellos no nos miren? El secreto de la hormiga es que siempre tiene en mente su meta. Que si no guarda comida tendrá un problema serio. ¿Por qué necesitamos de motivaciones externas?.
La segunda cosa que podemos aprender es que las hormigas se anticipan. Ven más allá del aquí y ahora. Elaboran un plan, planifican cuándo y dónde ejecutarlo, y finalmente lo llevan a cabo. No posterga un segundo el desarrollo de su cometido. Sabe que si no se esfuerza durante el verano, en el invierno no habrá alimento suficiente. Actúa.

¿Has tomado una decisión? No vaciles. No te dejes vencer. No esperes. No te demores. ¡Haz algo ahora! ¡Inscríbete en la academia de las hormigas!

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